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Una de las cosas que deberías hacer si quieres ser realmente coherente y no andar dando bandazos de un lado para otro en la vida es reconocer tus prioridades. Y no hablo de tener una leve sensación de cuáles son tus prioridades en la vida, sino de tener una lista clara y ordenada de ellas. Eso te ayuda a no caer en conductas incongruentes y a tomar mejores decisiones.
El trabajo de reconocer las prioridades junto con el de las creencias es de las cosas esenciales en las que trabajo con mis clientes. Necesito saber qué piensa la persona del mundo (creencias) y a qué le da valor (prioridades). Utilizo diferentes herramientas de la psicología y el cocching para hacer ese trabajo. Y luego la prueba del nueve, el test definitivo: qué es lo que está haciendo la persona a día de hoy y qué ha hecho en los últimos cinco años. La realidad es muchas veces incuestionable. Porque es bastante habitual que te creas que tus prioridades son unas determinadas ya que es lo que tu yo ideal desearía hacer. Pero es posible que lo que realmente estés haciendo sea otra cosa y no puedas verlo. Y no acabes de ser consciente de ello y sigas insistiendo en que tú verdadera prioridad es otra.
Os pondré algunos ejemplos. Me encuentro con personas que me dicen que su prioridad son sus hijos. Pero luego trabajan todo el día y no tienen demasiado problema en irse a un país extranjero aunque eso suponga no ver apenas a sus hijos. Y no estoy hablando de casos justificados de extrema necesidad sino de personas que lo hacen para mejorar su carrera profesional y sus ganancias. Es obvio que en la escala de prioridades está por delante la carrera profesional y los ingresos económicos en vez de tener un mayor contacto con los hijos. Aunque la persona se empeñe en decir que los hijos son lo primero. Ya os aseguro que no siempre es fácil hacerle ver al individuo en cuestión este hecho.
También es habitual el caso de mujeres que dicen que desearían ser madres, pero los años van pasando y siguen priorizando su carrera profesional. No es que no deseen ser madres, de eso estoy segura. Pero la importancia que le dan a su profesión, el tiempo y el esfuerzo invertido en alcanzar determinada posición y las dificultades de conciliación que se pueden encontrar les hace demorar el hecho de ser madres. Ser conscientes de ese hecho les puede ayudar a ver si ha llegado el momento de revisar sus prioridades.
El único lujo que no puedes permitirte es el de no saber cuál es tu lista de valores y en qué orden de prioridad están estos puestos. Y una vez los tengas delante tuyo, poderlos revisar y saber si conectan en profundidad con quién eres y con quién deseas ser. Porque es posible que como sucede con las creencias, elaboraras esa lista de valores/prioridades influido por el guión de vida que tus padres te trasmitieron. Y también es altamente probable que a día de hoy, algunos de esos valores ya no tenga validez o no lo tenga al nivel en que todavía lo tienes situado. Puede ser que tus prioridades hayan cambiado y no seas del todo consciente de ello. O te encuentres en un conflicto interno porque desees cambiarlas y algo internamente te lo impida.
Creo que llegados a este punto está bien recordar las conclusiones que ha sacado la enfermera de cuidados paliativos Bronnie Ware de su experiencia con enfermos moribundos y que ha publicado en un libro. Los cinco grandes arrepentimientos son:
- Ojalá hubiera tenido el coraje de hacer lo que realmente quería hacer y no lo que los otros esperaban que hiciera.
- Ojalá no hubiera trabajado tanto.
- Hubiera deseado tener el coraje de expresar lo que realmente sentía.
- Habría querido volver a tener contacto con mis amigos.
- Me hubiera gustado ser más feliz.
Ya que estás vivo, no esperes a estar en tu lecho de muerte para darte cuenta de qué te hubiera gustado realmente hacer. Reconoce tus prioridades y revisa si son esas las que quieres tener. Si no sabes cómo hacerlo, puedo ayudarte en ello. Pero no dejes esa labor como algo secundario, porque tal vez cuando quieres darte cuenta, será demasiado tarde. A veces no es fácil cambiar de prioridades y no podrás hacerlo de inmediato. Hay que dar una serie de pasos y dejar pasar un tiempo para que fructifiquen. Pero el resultado merece la pena ya que te lleva a una vida más en consonancia contigo mismo y por ende, más plena, serena y feliz.
¿Sabes cuáles son tus prioridades? ¿Son las que realmente querrías tener?
Mertxe Pasamontes