Si algo podemos decir que es consustancial al ser humano es su capacidad para detectar la incongruencia. Otra cosa es que esta capacidad, con los años, se haya visto mermada por un exceso de racionalización, pero estar, está ahí. Y desde una edad muy temprana.
Investigadores de la Concordia University han hecho una serie de experimentos para detectar si los niños pueden darse cuenta de cuando una expresión emocional no se corresponde con la situación previa que la ha provocado. Es decir, si los niños pueden detectar la incongruencia entre la situación y la reacción emocional que la sigue. A los 15 meses de edad no son capaces de hacerlo pero a los 18 meses sí. Es decir, con 18 meses de edad ya nos podemos dar cuenta de si otra persona, en general un adulto, está tratando de “colarnos” una emoción que no se corresponde.
Ejemplos de esto serían: una persona finge haberse dado un golpe en un dedo e inmediatamente después sonríe como si no hubiera pasado nada. El niño puede detectar que esa sonrisa no es la emoción lógica que sucede después de haberse golpeado. El niño se siente extrañado cuando el adulto muestra una emoción que no se corresponde con la causa. Y no suele mostrar empatía ante el dolor o la tristeza fingida.
Los investigadores aventuran la hipótesis de que reconocer desde niños las emociones ajenas es una respuesta adaptativa que nos permite interactuar en un mundo social. Y una de las dudas que provoca este tipo de investigaciones es saber los efectos que ocasiona en el niño el convivir con adultos que muestran emociones poco fidedignas. Supongo que en el futuro se podrán demostrar esos efectos experimentalmente, pero en la práctica clínica ya se pueden observar en bastantes personas. Son personas que tienen reacciones emocionales que no se corresponden con la situación, que han grabado una reacción que no es la natural ante ese hecho.
Con la edad perdemos el contacto con nuestra parte más instintiva y en ocasiones nos pueden colar esas reacciones falsas. Pero no es habitual. Cuando estás ante una persona que no reacciona de manera natural, lo notas. Es posible que no sepas lo que sucede, pero sientes una extrañeza algo que no es natural.
De otro lado, dejar de reaccionar con estas emociones falsas (que la mayoría tenemos alguna), no es sencillo. Hay que hacer un trabajo terapéutico para primero darse cuenta de que eso sucede y después poder detectar cuál es la emoción que hay debajo, cuál es la que de algún modo no hemos podido manifestar. Cuando hablaba de la terapia o coaching asistido por caballos, comentaba que en este aspecto es en uno de los que más eficazmente funciona. Porque los caballos captan la incongruencia de manera natural. Y eso te ayuda a verla en ti mismo.
Lo que tienes que tener claro es que la incongruencia se nota y la impostura más. Si no haces un trabajo previo, es posible que no puedas evitar tener alguna emoción incongruente, pero si además tratas de colar alguna, más pronto que tarde los demás se darán cuenta. Es mejor ser auténtico. Y como he dicho otras veces, mejor que me odien por lo que soy que me quieran por lo que no soy.
¿Detectas la incongruencia con facilidad? ¿Sientes que tú lo eres en algo?
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