En general tenemos asociado el hacer ejercicio físico con la salud física o incluso con el hecho de alcanzar un determinado objetivo estético (perder peso, un vientre plano, etc..). Pero como ya avancé en el post sobre si es efectiva la psicoterapia uno de los efectos más importantes del ejercicio físico es sobre nuestro bienestar emocional. Es obvio que no estoy menospreciando los efectos beneficiosos sobre el organismo y la prevención de enfermedades que supone practicar ejercicio. Eso es así y está demostrado. Sólo estoy poniendo en la ecuación la otra parte, el impacto positivo sobre nuestra Salud Mental. Ya os hablé de ello brevemente en el post Mens sana in corpore sano, pero hoy me gustaría profundizar algo más en el tema.
Es difícil dar una medida exacta del ejercicio físico necesario para obtener esos efectos positivos en nuestro bienestar emocional pues los estudios realizados al respecto son variopintos. El primer punto a tener en cuenta es la edad y condición física de cada uno. Eso marcará la frecuencia e intensidad que podemos tener en la práctica del ejercicio. Pero para marcar unas líneas generales, podríamos decir que a partir de un ejercicio de intensidad moderada, de una duración entre veinte minutos y una hora y con una frecuencia de 3 a 5 veces a la semana, los efectos serían ya perceptibles. En algunos casos se ha visto que simplemente caminar durante unos 20 minutos al día, cinco días a la semana, era suficiente para notar efectos beneficiosos en el estado de ánimo.
También hay que advertir de lo contrario. En algunas personas un deporte muy intenso o competitivo podría producirles el efecto contrario y crearle más tensión y ansiedad. Aquí cada uno ha de conocerse un poco bien y si no, servirse de la ayuda del terapeuta y del coach deportivo. O tomar en consideración la filosofía de Aristóteles: en la moderación está la virtud.
Esos efectos se han encontrado en las siguientes áreas: reduce la ansiedad clínica, mejora la depresión clínica, mejora la reactividad al estrés, incrementa la autoestima, mejora la salud subjetiva, mejora el estado de ánimo y la emotividad, etc.. Según la APA (Asociación americana de Psicología): “el ejercicio aumenta la concentración de norepinefrina (o noradrenalina) en las regiones del cerebro que están involucradas en la respuesta del organismo al estrés”. Se cree que muchos antidepresivos actúan precisamente aumentando la concentración de norepinefrina, por lo que iría en la línea de lo expuesto en el post sobre la efectividad de la psicoterapia, que el ejercicio físico más la psicoterapia sería una combinación mucho mejor y con menos efectos secundarios para tratar la depresión que los antidepresivos.
Hay evidencias también, si bien se ha de progresar más en esta línea de investigación, de que proteínas como la BDFN, que favorecería el aprendizaje y la memoria también aumentarían con el ejercicio físico lo que ayudaría a mejorar las áreas cerebrales implicadas en la memoria y el aprendizaje y es posible que funcionara como un factor de prevención ante las demencias.
Creo que he dado suficientes datos para que queden pocas dudas de que practicar ejercicio favorece a la salud física y también la mental. A partir de aquí, lo importante es no quedarse en la teoría y llevarlo a la práctica. Yo puedo afirmar que es cierto no sólo porque lo haya leído y mi cerebro pueda quedarse tranquilo al saber que los “científicos” lo han comprobado, sino también y sobre todo porque lo he experimentado. He sentido en mi propio cuerpo, en mi mente, en mi estado de ánimo, cómo estoy cuando hago ejercicio de una manera más o menos regular y cuando no lo hago. De hecho no necesitaría ningún estudio para confirmarlo, pues lo he experimentado, pero sé que muchas veces necesitamos creer para ver y que sólo creemos aquello que “se ha demostrado”. Pero el paso importante no es ese, no es leerlo, sino que salgas a la calle, al campo, al gimnasio, o dónde tú quieres y te muevas. Esa es la clave. Como en casi todo. Infórmate, chequea, busca opiniones, pero al final lánzate y compruébalo en ti mismo. Así sabrás cuál es tu deporte, cuál es la intensidad que te va bien y cuál es la frecuencia. Y sabrás cómo te sientes realmente.
Y si te sientes bloqueado, si no sabes cómo empezar, si te encuentras demasiado desanimado o estresado para hacerlo, busca ayuda. Para eso estamos!
¿Has experimentado una mejora en el estado de ánimo después de practicar ejercicio físico con regularidad?
Algunos links de estudios que hablan del tema por si no has tenido bastante:
Ejercicio físico regular como un mecanismo de protección ante la depresión en jóvenes http://156.35.33.98/reunido/index.php/PST/article/view/7444/7308
Mens sana in corpore sano http://www.uab.es/servlet/Satellite?cid=1096481466568&pagename=UABDivulga%2FPage%2FTemplatePageDetallArticleInvestigar¶m1=1257233921370
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