El Life Coaching es un proceso de autoconocimiento, aprendizaje y mejora de nuestra propia vida. Aunque yo insista en que los procesos de coaching estarían indicados para tratar temas que puedan resolverse en 3 a 5 sesiones, el caso del Life Coaching sería una excepción. Porque en el Life Coaching partiríamos del supuesto de que la persona está básicamente bien pero quiere una ayuda extra para llevar su vida hacia un nivel superior. Yo suelo llamarlo un proceso terapéutico y enmarcarlo en la categoría terapia, pero creo que es más debido a mi propia formación que a otro motivo. Porque las herramientas utilizadas en este caso concreto vienen a ser las mismas.
Un proceso de Life Coaching se inicia con una demanda por parte del cliente y un compromiso claro con su proceso de cambio. Mejorar cuando nos sentimos mal es relativamente sencillo pues nadie quiere sentirse mal. Pero hacerlo cuando nos sentimos básicamente bien es más complicado pues supone abandonar nuestra zona de confort para ir a un lugar supuestamente mejor pero que todavía desconocemos. Y siempre hay un cierto riesgo de equivocarse. Pongamos por caso que estoy en un trabajo que está bien, tengo un sueldo correcto y me siento bien tratado. Pero creo estar algo estancado profesionalmente. Decido hacer un cambio a un lugar en que pueda sentir que crezco profesionalmente. Es algo que puede salir bien o mal, pero en cualquier caso es un paso a dar si no quiero quedarme muy acomodado en algo que ya no me satisface totalmente.
Las herramientas utilizadas en el Life Caoching dependerán de la formación y trayectoria de cada profesional. En mi caso serían las técnicas probadas dentro del campo de la psicología y el coaching: técnicas cognitivas, la pregunta, PNL, mindfulness, hipnosis, etc.
Una de las actitudes fundamentales de un proceso de Life Coaching es la curiosidad. Cuanto más curiosos somos acerca de un tema más se fomenta nuestra capacidad para aprenderlo. Esta idea que resulta bastante intuitiva se confirma ahora con los resultados de un estudio llevado a cabo por el Dr. Matthias Gruber de la Universidad de California que ha sido publicado en el Cell Press journal Neuron.
La curiosidad es una forma de motivación intrínseca, es decir una motivación que nos viene de dentro. Cuando tenemos curiosidad por conocernos y saber quién somos realmente damos pie a una apertura mental que nos permite profundizar más en nosotros mismos y conseguir de verdad hacer cambios. El Dr. Matthias Gruber encontró tres formas en que la curiosidad facilita el aprendizaje de algo:
- Cuando tenemos curiosidad acerca de algo, nuestro aprendizaje de ese algo es mucho mejor. Y esa activación facilita a su vez otros aprendizajes que no estén directamente relacionados.
- La curiosidad estimula los circuitos de recompensa cerebrales. Se activa la producción de dopamina (un neurotransmisor cerebral) que nos proporciona sensación de placer.
- Esto a su vez incrementa la actividad del hipocampo. El hipocampo es una región cerebral que ayuda a que se formen nuevos recuerdos y que a su vez interacciona con el circuito de recompensa. Esto conlleva una mayor facilidad para el aprendizaje.
Ser curiosos acerca de nosotros mismos facilitaría pues el aprendizaje de quiénes somos y además podría llegar a ser un proceso placentero gracias a esa activación de los circuitos de recompensa. Es cierto que en ocasiones descubriremos aspectos de nosotros mismos que no nos gustan demasiado, pero eso ya está previsto tanto en una terapia como en el Life coaching y existen diversas técnicas que nos ayudarán a encajarlo. Porque no podemos avanzar si no somos capaces de aceptar tanto nuestras luces como nuestras sombras, nuestras virtudes y nuestros defectos.
Ser curioso acerca de uno mismo es estar realmente vivo y con ganas de seguir avanzando en el camino del despertar. ¿Estás tú despierto?
Mertxe Pasamontes