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¿Cómo dejar de perder los nervios?

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Una de las situaciones que más arrepentimientos suele causar es el haber perdido los nervios en una situación en que hubiera sido mejor no hacerlo. Una vez dicho algo, no es posible “recoger lo dicho”, no hay vuelta atrás. Y si ese perder los nervios ha llevado a una conducta agresiva, la situación se complica aún más.

Reaccionar con rabia o ira es algo más normal de lo que parece, pues es una respuesta inscrita en nuestro repertorio natural de conductas. El problema, como decía Aristóteles es “enfadarse con la persona adecuada, en el grado exacto, en el momento oportuno, con el propósito justo y del modo correcto“. No vamos a pretender tanta perfección en nuestras reacciones de enfado, pero si conseguir no crear un problema mayor del que tratamos de solucionar.

Hemos de pensar que la ira es una manifestación de dolor. Alguien nos ha herido de algún modo y reaccionamos con enfado. Cuando eso sucede, nuestro cerebro límbico toma el control. El cerebro límbico actúa guiándose por el instinto, por las conductas básicas de lucha o huida, diseñadas para la supervivencia. Podemos imaginar por tanto que estas conductas no serán demasiado racionales ni mesuradas. Sería más una reacción que una decisión. Como decía Siddharta Gautama, “aferrarse a la ira es como agarrar un trozo de carbón candente con la intención de arrojarlo contra alguien. Al final eres tú quién se quema

También es importante pensar que no conviene el extremo contrario, callarse y quedarse con ese resentimiento o incluso odio. El odio afecta nuestra salud, envenena nuestro corazón, nos impide ser felices. Hay que encontrar el momento y la disposición mental para hablar las cosas y no guardarlas. Hay que poder dialogar con quienes nos han herido y buscar una solución reparadora para nosotros. Y ser conscientes de que a veces, por la razón que sea, esto no es posible. Puede ser que guardes rencor hacia una persona que ya murió. En ese caso lo mejor es la terapia del perdón. Hemos de darnos cuenta que en ese caso, son nuestros pensamientos los que mantienen vivo ese odio o resentimiento pues la persona ya no puede hacerlo. Y que el único modo de eliminar eso es perdonar al otro y olvidar las afrentas. No tanto por el otro como por nuestra propia salud mental.

Pero, ¿qué podemos hacer para evitar esas explosiones emocionales?. Veamos unos pasos a seguir:

- Lo primero que debemos hacer es observarnos para llegar a conocer cuáles son nuestros síntomas de agitación. Puede ser que lo notes en una aceleración del corazón, acaloramiento, nervios en el estómago, temblor del labio, apretar las mandíbulas, etc… Cuando aprendas a reconocer estas señales te será más fácil saber que vas a caer en un estado de estallido emocional.

- Busca mecanismos de escape.  Cuando notes las señales puedes tratar de salir de la situación para ganar tiempo. El tiempo es uno de los factores más efectivos para evitar la explosión-reacción. Puedes tener preparada una relajación (que habrás ensayado previamente) para estos casos.

- El tiempo de respuesta es la clave. Hayas o no podido salir de la situación, date tiempo para responder. Si consigues el famoso “contar hasta diez” das tiempo al sistema límbico para que envíe información al cortex y así poder dar una respuesta racional, más elaborada. Es más fácil que te veas capaz de analizar las consecuencias de tu posible respuesta.

- Por último, analiza porqué eso te ha molestado tanto. Es posible que exista una afrenta real pero también lo es que sea sólo una interpretación tuya a los hechos. Recuerda que nuestras creencias son tan fuertes porque nosotros las tomamos como la única verdad, pero en la mayoría de las ocasiones son sólo interpretaciones del mundo que nos rodea, nada más.

Con estas propuestas no estoy diciendo que en ocasiones no convenga explotar y hacerlo con todas las ganas. Pero no como reacción sino como decisión. Porque lo que seguro que no sirve para nada es andar todo el día colérico. Si hay que cambiar algo hay que estar muy tranquilo para poder pensar con claridad el modo mejor de hacerlo. Y los que dicen que si no es en caliente no son capaces de hacerlo, es porque en realidad no están convencidos. Porque cuando estás convencido de que estás luchando contra una injusticia, no necesitas el odio para hacerlo. Aunque haya determinados momentos en que sentirte enfadado te ayuda a conectar con tu fuerza interior para cambiar algo.

Como todo en la vida, en la moderación está la virtud.

¿Sueles perder los nervios con facilidad? ¿O eres de los que te lo callas todo?

 


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