Quantcast
Channel: Coaching y Psicología en Acción
Viewing all articles
Browse latest Browse all 114

Un cuento para Sant Jordi

$
0
0

Geirangerfjorden from Flydalsjuvet

La niña y el sol

En un pueblo pequeño vivía una niña que sentía una gran curiosidad por la vida. Le encantaba aprender todo tipo de cosas, su ansia de conocimiento era incansable. Desde pequeña había sido una niña muy curiosa, que hacía muchas preguntas, que lo observaba todo. Incluso a veces desmontaba sus juguetes para ver su funcionamiento interior. Cuando fue creciendo esas ganas de indagar se dirigieron más hacia las personas con el fin de conocerlas y entenderlas. Era feliz allí.

Pero quiso el destino que tuviera que irse de su pequeño y querido pueblo a otro bastante alejado de dónde ella había nacido. Cuando llegó allí, a pesar del mal tiempo, creyó que sería un lugar parecido a su aldea, en el que podría seguir aprendiendo de todas aquellas personas a las que iba a conocer. Lo que ella no sabía es que en ese pueblo había caído una maldición, que sus habitantes estaban bajo el dominio de un malvado brujo. No siempre había sido así. Antes de que el brujo se apoderara del pueblo sus habitantes eran también seres curiosos, a los que les gustaba charlar y relacionarse y que apreciaban enormemente el valor del conocimiento. Tenían una gran biblioteca en donde realizaban todo tipo de actividades y se unían varias veces al año para celebrar hermosas y divertidas fiestas.

El brujo tenía miedo, temía que si seguían pensando por sí mismos, eso disminuiría su poder sobre ellos. Así que usando sus malvados conocimientos consiguió que una densa niebla se instalará para siempre en el pueblo. Era tan densa que ocultaba la biblioteca y producía en las mentes de los habitantes una especie de sopor, una incapacidad para pensar con claridad. Y no sólo eso. En el jardín del brujo era en el único lugar de todo el pueblo en el que brillaba el sol y por ello todos los habitantes acudían a él, le hacían regalos, le hacían toda clase de favores para conseguir que les dejara estar, aunque sólo fuera un momento, en ese jardín soleado.

En el ánimo de la niña se iba instalando también la fría y densa niebla. Pero su corazón se resistía a dejarse vencer. Ella no había querido relacionarse con el brujo, no le interesaba, le parecía un ser cruel y egoísta. Pero quiso la casualidad que un día se encontrara en la puerta de su jardín y entrará en él. El brujo la vio y se acercó a ella. Esperaba que le agasajara como hacían todos. Pero la niña no lo hacía por lo que el brujo montó en cólera.

- Vete de mi jardín, tú no tienes derecho a disfrutar del sol- le dijo gritando fuertemente para asustarla.

La niña lo miró sin inmutarse. Vivía allí solo y se ganaba el favor de la gente comprándoles con su sol. Cuanto más lo miraba más cuenta se daba de que era un ser infeliz. Así que sin pensarlo dos veces, se acercó a él y lo abrazó mientras le decía: Puedes quedarte con tu sol, yo tengo todo el sol que necesito en mi interior.

En ese momento se oyó un sonoro trueno y una gran tormenta empezó a descargar sobre el pueblo. La niña sintió que entre sus brazos no había nadie, sólo un trozo de tela arrugada y mojada. En breves minutos la tormenta desapareció y un gran sol iluminó todo el pueblo.

Desde ese día nadie volvió a ver al brujo, ni  la niebla. Los habitantes se preguntan muchas veces que sucedió, pero ella nunca responde, sólo sonríe y sigue leyendo sus libros.

 

Mertxe Pasamontes


Viewing all articles
Browse latest Browse all 114

Trending Articles