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Estar en foco

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Estar en foco

Una de la habilidades más importantes para la vida cotidiana, pero que sin embargo solemos subestimar es estar en foco. Estar en foco es la puerta de entrada a estar en flujo. Y es desde los estados de flujo cuando podemos de verdad estar tan inmersos en una tarea que  rindamos al máximo con el mínimo esfuerzo. Y disfrutando intensamente de ello.

El problema es que para lograr estar en foco debemos entrenar nuestra atención. Y la sociedad actual nos empuja justamente a lo contrario, a estar dispersos. Recibimos miles de impactos informativos cada día. Y también estímulos emocionales. Tenemos multitud de maneras diferentes de distraernos, sobre todo con las múltiples pantallas que nos rodean. Y nuestro cerebro debe lidiar con todo ello y su impacto a nivel interno. Con una dificultad añadida: nuestro cerebro sólo es capaz de prestar atención consciente a una sola cosa a la vez.

Ya hemos comentado alguna vez que la multitarea es un mito. Lo que hace el cerebro es pasar rápidamente de una tarea a otra creando una falsa sensación de trabajar en paralelo, cuando realmente lo está haciendo de manera secuencial. En cada cambio de tarea se produce una pérdida de atención que luego obliga al cerebro a realizar un esfuerzo para centrarse en la siguiente tarea. Eso provoca un menor rendimiento, más cansancio y más errores. Y posiblemente que el cómputo de tiempo total sea mayor que si hubiéramos hecho las tareas por separado.

Y estar en foco es importante, pues como dijo Yoda: «Ten muy presente que tu enfoque determina tu realidad». En lo que nos centramos y cómo lo hacemos es lo que determina nuestros resultados. Y nuestra vivencia interior. Hemos de pensar además que luchamos con un cerebro de millones de años de evolución que no es el mejor equipamiento posible para la sociedad actual. Nuestro cerebro tiene muchas vías ascendentes, de los sistemas reptilianos y límbicos hacia el córtex y unas pocas vías descendentes. Eso es así por esos años de evolución que nos preceden. Nuestro cerebro está preparado para maximizar la posibilidad de supervivencia y de reproducirnos. Y para ello usa esos “centros inferiores” para tomar decisiones rápidas. Si embargo, en comparación, el córtex es un recién llegado. Nos proporciona las cualidades que nos hacen humanos: la autoconciencia, la reflexión, la deliberación y la planificación.

Cuando intentamos concentrarnos en algo, usamos el córtex prefrontal. Este tiene que luchar con todas esas informaciones que le bombardean desde los sistemas inferiores, normalmente en forma de estímulos emocionales. Es importante ser conscientes de nuestras emociones, pero cuando estas están constantemente interfiriendo no podemos llevar a cabo las tareas con eficacia.  No estoy diciendo que debamos ignorar nuestras emociones ya que son una gran fuente de información interna. Pero el parloteo mental que nos impide concentrarnos en una tarea, es conveniente poderlo inhibir durante el tiempo que le vayamos a dedicar a la tarea. Porque escucharlo todo el tiempo no soluciona el conflicto que lo haya provocado y nos impide tener un adecuado desempeño.

Qué hacer con ese “parloteo mental” y cómo resolverlo no es tema de este post. Yo recomendaría, si ese parloteo mental es bastante constante, hacer una terapia que nos ayude a dar salida a esos conflictos emocionales. Conectar con lo que nos sucede y y permitir que esas sensaciones sentidas nos ayuden a cambiar las cosas de nuestra vida que no nos están dejando ser coherentes con nosotros mismos.

Pero lo que nos interesa hoy es darnos cuenta de que eso nos sucede y saber cómo conseguir fortalecer esos circuitos descendentes que nos permiten estar en foco. Los sistemas prefrontales nos permiten poner la atención en algo determinado e ignorar todo el resto, incluido el parloteo mental, ” emocional”. Hay personas que por naturaleza son más capaces de hacer esto y poner en un lado los impulsos emocionales mientras realizan una tarea. No es reprimirlo ni ignorarlos, es dejarlos a un lado durante determinados momentos. Otros son más incapaces y se distraen con mucha facilidad. Pero en general, todos tenemos dificultad  debido al funcionamiento de nuestro cerebro. De ahí el enorme éxito de los libros y blogs sobre cómo ser productivos, ya que explotan una debilidad intrínseca de nuestro cerebro, la de permanecer atento.

Mi recomendación para lograr estar en foco, va a ser la que yo practico y que autores como Daniel Goleman explican en su libro Focus, el mindfulness. Como él mismo explica:

Los escáneres cerebrales realizados durante la práctica de mindfulness [llamada también, en ocasiones, atención plena]) han puesto de relieve su capacidad para atenuar la activación de los circuitos cerebrales en los que se asienta la charla mental centrada en el yo.

Ese aprendizaje del mindfulnes, de observar nuestros pensamientos y emociones  sin dejarnos arrastrar será un tema de otro post. Pero ya os advierto que el único modo de aprenderlo es practicándolo. Leer sobre ello nos da una idea de lo que es, pero sólo la práctica y mejor si es asesorada nos permite comprenderlo de verdad.

¿Qué haces tú para estar en foco? ¿Has probado el mindfulness u otra forma de meditación? 

Mertxe Pasamontes


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